Irma

¿Por qué los huracanes tienen nombres de personas?

¿Por qué los huracanes tienen nombres de personas? No sé si está bien humanizar a los huracanes. No creo que eso ayude para evacuar mejor y más rápido a la gente...

Irma, por ejemplo, no es nombre de catástrofe. Irma es nombre de una tía copada que viene de visita desde Mar del Plata. Irma no trae muerte y destrucción; Irma trae alfajores.

-Chicos, la semana que viene Irma...
-Ehhhhh... ¡Viva!
-No la tía, el huracán. Nos tenemos que ir a otra ciudad.
-¡Ufa!

Los científicos dicen que el uso de nombres propios tiene que ver con facilitar la divulgación de alertas de un modo más sencillo, por eso se evitan las denominaciones técnicas. Está bien, de acuerdo con esto, es más fácil decir que “viene Jorge”, a decir que “viene L2714J”.

Sin embargo, si el objetivo es alertar a la gente, lograr que dejen sus casas y corran a esconderse a un refugio, me parece que el nombre propio elegido debería ser un toque menos amistoso. Incluso, podrían utilizar nombres de villanos famosos de las películas que, además, ya tienen su propio marketing.

Hannibal, por Hannibal Lecter de El silencio de los Inocentes. “Rajen porque llega para comerse todo a su paso”.

Cruella, por Cruella de Vil de 101 dálmatas. “Ni el perro se va a salvar si no te escondés”.

Freddy, por Freddy Krueger, de Pesadilla.

-Rápido, todos al refugio que viene Freddy.

Hasta podés alertar usando la canción: 1,2 Freddy está llegando... 3,4 Cierra la puerta... 5,6 Viene el vientito... 7,8 No uses minifalda... 9,10 Freddy ya llegó.

Pero no. Les ponen nombres copados como Irma, Katia o José... ¿José? ¿En serio? No hay nombre más bueno en el mundo que José. El papá de Jesús se llama José. Con ese criterio, ¿por qué no le ponen Gandhi al próximo huracán? ¿O Papa Francisco?

“En otras noticias; el Papa Francisco sigue sumando muertos. Se ve que la gente se confunde y en vez de esconderse sale a esperarlo en las plazas de la ciudad”, informó Lourdes Lidia Goméz, para OGT.

Tanto protocolo de seguridad, tanta preparación, tanta policía, bomberos, ejército... Tantos estudios y grados de alertas. Tantos corresponsales, científicos y especialistas. ¿Para qué? Si después las conclusiones son siempre las mismas:

-¿En qué fallamos? ¿Por qué tantos muertos?
-Y... a lo mejor pifiamos poniéndole “Laura Ingalls” a la tormenta.